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CALA DEIÀ

POR EL CAMINO DE LOS RIBASSOS

24 .7.2010

 

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El descenso hacia Cala Deià lo iniciaremos en los antiguos lavaderos públicos, que aquí se llaman Els llavadors. Los encontraremos en una curva, a la altura de las primeras casas del pueblo según venimos desde Valldemossa, en la calle Arxiduc Luis Salvador. Justo enfrente de los lavaderos, en la otra acera, veremos unas escaleras por las que bajaremos a la calle de Es Clot, que antiguamente fue el principal núcleo de población de Deià. A medida que nos introducimos en este barrio de calles estrechas y accesos imposibles para los vehículos, nos daremos cuenta por qué se llama Es Clot. Durante el camino tendremos como compañero al torrente Major, que recoge todas las aguas de la depresión de Deià y tiene su origen en la conjunción de diversas torrenteras que bajan del macizo del Teix, desde el puig Caragolí hasta sa Galera: el Torrent de sa Font des Molí, el de Es Salt, el de Es Comellar des Pou, el de Es Racó y los de Son Canals y Ses Comes.

Justo al lado del torrente se encuentra el Museu Arqueológic de Deià. Fundado por William Waldren en 1962, reúne ejemplares de cerámica pretalayótica, talayótica y romana de la comarca, piezas de hueso del ´hombre de Muleta´ y como estrella de la colección, reconstrucciones del Myotragus Balearicus, un pequeño rumiante pleistocénico que sobrevivió en la isla hasta el 2.000 antes de Cristo.

Unos metros más abajo observaremos, a nuestra izquierda, el refugio de Can Boi. Ofrece treinta y dos plazas y tiene servicio de comedor. Está abierto todo el año y pertenece al Consell de Mallorca (información y reservas en el 971 173700), integrado en la Ruta de la Pedra en Sec que permite conocer de cabo a rabo la Serra de Tramuntana. Dejamos a la izquierda la calle que sube a la carretera Valldemossa-Deià y seguimos por nuestro camino, hacia la piqueta de una fuente con agua que sale directamente de la pared, la Font des Molí, un regalo para el excursionista sediento, y hacia Es Llavador de ses Piques.

EL CAMÍ DES RIBASSOS

El camí des Ribassos, comienza junto a unas casas que conviven con el viejo molino de agua de Can Jordi. Aquí llegaba el agua de la Font des Molí, que nace muy por arriba de la vaguada y movía las muelas de otros molinos situados junto a la carretera. La fuerza del agua de la fuente suministró electricidad al pueblo durante un tiempo.

El sendero es estrecho al principio, cubierto de hierba y rodeado de huertos y jardines. Muy pronto hallaremos un botador de madera que deberemos pasar, en un paso entre precipicios. En los alrededores del camino iremos encontrando helechos y culantrillos; y en verano, amapolas. En las paredes reconoceremos los sombrerillos, uñas de gato y la hiedra. También podremos ver la coronilla real, el jaro, la hierba cana, la fonollassa, la retama blanca, la primula balear... Por los zarzales se entremezclan la zarzaparrilla, la rogeta, el gerani bord y la clemátide. En la profunda torrentera se localiza el Gorg de l´Infern y la Cova de Betlem, conocida por la particularidad de presentar unos supuestos grabados rupestres descubiertos por dos estudiantes durante una exploración: Manuel Rosenstinge y Vladimir de Lamsdorff.

En mirada retrospectiva, los riscos de Es Teix, altivos, se perfilan por encima de los cerros. El paisaje se irá abriendo montaña abajo y en unos minutos llegaremos a un olivar, donde tomaremos el tramo de camino empedrado que restauró Fodesma. A la izquierda queda el Camí de ses Ànimes, que enfila hacia un rincón de pinos y en unos diez minutos alcanza la carretera, junto al Pi de sa Pedrissa. Pasado un puente que salva el torrente Major, nuestro camino muere en la carretera asfaltada de Cala Deià. Fue inaugurada un domingo de Pasqua de 1933 y es la ruta más utilizada para ir hasta la cala, por la comodidad que supone bajar en coche.

 

text d'en Xavier González

 

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