466. Conexió torrents des Lli i des Salt de Vistamar, per el pas des Moros

salt-de-vistamar

Cordes utilitzades: 2×60, 2×40 2×20

Desnivell torrent des LLi: 280 m

Recorregut total: 800 m

Desnivell torrent des Salt: 230 m.

Recorregut total: 260 m.

icono rapel

466. CONEXIÓ TORRENTS DES LLÍ I DES SALT DE VISTAMAR PEL PAS DES MOROS O DES RAFAL.

Una mica d’història:

CRONICON MAYORICENSIS
Alvaro Campaner
(pag.265)

AÑO 1552
Octubre 1º. El primer día de Octubre del año 1552, sábado, día de S. Remigio, llegaron a la cala den Claret, que es en el predio de son Ferrandell, diez galeotas de turcos, desembarcando 400 turcos, y luego se subieron por un paso que dicen de las Vacas cerca una hora antes del amanecer. Fueron descubiertos por los guardas de tierra; era en aquel tiempo capitán de Valldemosa Raimundo Gual, caballero muy valeroso y esforzado, natural de Mallorca, el cual luego tuvo el aviso, con su acostumbrada diligencia juntó presto la gente que pudo, que por ser sábado aquel día, la mas gente se hallaba en la Ciudad principal para vender sus frutas, y por esto no se hallaron más de 36 hombres con algunos muchachos sin fuerzas. Partiose luego con estos 36 hombres al encuentro de los enemigos, y luego en un montezuelo llamado de la Moneda, los descubrieron media hora antes de salir el sol. Vio el discreto capitán que los enemigos eran en grande número, y por esto convenía dejarlos pasar, por creer que ningún buen efecto harían, por exceder los turcos a los cristiano, á más de 20 por uno; y aquel lugar y puesto en donde se hallaban los cristianos, era más favorable para los enemigos, y se tuvo allí por cosa cierta, que los turcos tuvieron noticia de los cristianos, y con todo esto determinaron de pasar adelante sin acometerlos, con la confianza de la multitud, y de las buenas guías que llevaban, que es cierto que los hombres mas prácticos de Valldemosa, no hubieran tomado mejor camino, por ser tan áspero y fragoso; bien mostraron ser prácticos en aquella villa, pues sabía que en aquel día faltaría mucha gente. Llegaron los turcos, y entraron por la villa, como perros hambrientos: corriéronla y la saltearon a su albedrío, sin resistencia alguna; hubo cierto hombre muy esforzado, y de grande ánimo que se escapó de entre todos ellos con una ballesta armada en la mano con una saeta que jamás disparó, aunque hacía ademanes de dispararla contra ellos, de suerte que les hizo dejar algunas ropas que se llevaban, y como aquel hombre viese la cobardía de los turcos dio sobre ellos, y les hizo retirar á incorporarse con su escuadrón, que había hecho alto en el campo llamado del Cos. Entretanto que daban saco á la villa, habíase ya el capitán con los pocos de la compañía puesto en celada esperando á los enemigos, en un paso muy áspero y fragoso, por donde pensaba que volverían los turcos con sus despojos, y con el grande cuidado que tenía de las mujeres y gente inútil que quedaban en la villa determinó enviar á algunos de los pocos de la compañía, á explorar lo que pasaba en la villa; porque como nunca hubiesen venido moros á Valldemosa, lo tenían por imposible, por ser la tierra tan escabrosa, y la negligencia de las mujeres incrédulas que pensando que aquella venida no podía hacer efecto, hasta que los vieron entrar por la villa, siendo ya día claro no lo creyeron, y fue la causa que cautivaron á pasados de 400, entre mujeres y niños, y se llevaron cuanta ropa hallar pudieron: y lo que causó grande admiración fue que yendo aquellos perros tan hambrientos, robando y cautivando, que no entrasen en el monasterio de la Cartuja, ni menos volvieron sus rostros para mirarlo, pasando todo el escuadrón por delante de la puerta, y aquellos monjes los estaban mirando cuanto hacían en la villa.
Llegado ya el escuadrón de los turcos al campo del Cos, cargados de despojos, llevaron preso al vicario que se llamaba Pedro Camps, y las espías que traían descuidadas, marcharon por el camino de la marina, por otra vía de la que habían venido, y con esto bien se conoció que eran prácticos en la tierra, y se dijo que entre ellos iba un Pedro Valenciano, que estuvo muchos años en la Cartuja.
Estaba el valeroso capitán Raimundo Gual muy cuidadoso, velando siempre el marinaje de los turcos; descubrió que las 10 galeotas se habían pasado á otro barranco, y supo también por las espías que había remitido á la villa, que los enemigos volvían por vía del barranco, luego el capitán pasó á un lugar que llaman la Escolta, que era un paso por donde forzosamente habían de pasar los contrarios; pero como ellos viniesen á su paso, los turcos que iban en vanguardia , descubrieron la bandera de los cristianos, y consultaron lo que harían. Determinaron de tomar otro camino, la guía que llevaban les llevó por el paso que dicen del Rafal, y ahora le llaman Paso de los Moros, que es cosa que espanta á muchos que supiesen ellos semejante paso, que los más prácticos del lugar no lo saben.
El capitán Raimundo Gual iba muy deseoso de acometer al escuadrón de los enemigos, que venían cargados con el saco, y viendo que los turcos se desviaban por otro camino íbalos siguiendo y atajando el paso; y acercándose ya los turcos al paso, dijo á aquellos pocos que tenía en su compañía (que eran no mas de 27 porque los otros no volvieron todos) y les hizo este razonamiento: “Mirad hermanos míos, que yo tengo aviso de estos hombres que envié á la villa, que toda la gente de mi casa se ha salvado, y puesto en seguro, por bondad del Señor; tengo pero entendido, que me han saqueado mi casa, poca pena me ha dado esto, lo que me da mucho sentimiento es ver que se llevan toda vuestra ropa, mujeres é hijos, y cuanto tenéis de que quedareis muy desconsolados y afligidos; por lo que si vosotros me prometéis seguir y no dejarme, soy del parecer que les acometamos; yo quiero ser el primero, y quiero morir en tan justa demanda: aunque estoy con grande confianza de nuestra victoria, y que el Señor peleará por nosotros, por ser nuestro Padre misericordioso”. Todos ellos respondieron: “No pongáis duda Señor en nosotros, que teniendo un tan valeroso y esforzado capitán, todos estamos determinados á seguiros y morir todos á vuestro lado. Demos pues sobre ellos, que Dios será con nosotros”.
Dada esta respuesta, todos se arrodillaron, e hicieron una breve y devota oración a Dios y á Nuestra Señora, luego se levantaron y arremetieron todos con grande furia y gritos tocando el tambor, y haciendo resonar aquellos montes, con un espanto tan grande que causaban, que los turcos luego se desbarataron, rompiéndose todo su escuadrón: acometiéndoles de más de 300 pasos de distancia, y luego de juntarse con ellos, les tomaron la bandera, con esto tomaron más ánimo y esfuerzo los cristianos (cuya bandera hoy queda por memoria colgada en la Iglesia principal de Valldemosa); no por esto dejaban los turcos, de pelear, y hubo muchos de los cristianos mal heridos, sin morir pero ninguno de ellos. Prosiguieron la pelea, y alcanzaron los cristianos la victoria, de tal suerte, cargando sobre los turcos, que estando ya cerca de las galeotas, no tuvieron tiempo de salvarse en ellas, pues tropezando los unos con los otros se precipitaron por aquellas peñas. Mataron de los turcos á 72, contadas las cabezas, que trajeron á la ciudad de Palma y tomaron 17 vivos, y muchos se precipitaron por aquellos peñascos al mar. Súpose después por cosa cierta de que los esclavos cristianos que remaban en dichas galeotas que tuvieron grande trabajo de llegar á Argel, por faltarles oficiales que mandasen las galeotas, y que por el camino echaron muchos de ellos al mar, y que continuamente se paseaban por las crujías, dos ó tres turcos con alfanjes desenvainados, temiendo no se sublevasen los esclavos, y que cuando llegaron á Argel aquellos pocos que quedaron en breve tiempo murieron, no sólo los que quedaron mal heridos, pero aún muchos de los otros, del trabajo y aflicción en que se vieron, y se tuvo por muy cierto que de los 400 turcos que desembarcaron en dicha cala den Claret ninguno de ellos llegó á Argel, porque se despeñaron muchos de los que entonces no tuvieron noticia.
Y del saco y despojos que se llevaban de la villa nada se perdió, ni quedó ningún cautivo, sino fue un cáliz de plata, el mayor de la Iglesia, que se llevó un renegado. Tuvieron por cierto los turcos, que su guía les había engañado, y que porque todos de aquella suerte se despeñasen les había guiado por aquel paso, tan lleno de precipicios y despeñaderos, y por esto lo colgaron en una antena de una galeota, que era dicho Pedro Valenciano, diciendo “este es el traidor que hoy ha echado á perder toda nuestra armada”.

Text extrat del blog del nostre amic Emilio Alonso

Descripció:

Feia temps que teníem ullat fer aquesta “ruta», que era connectar els dos torrents el des Lli i el del Salt de Vistamar, i per tant fer-los seguits. L’única manera es pel pas dels Moros (pas del Rafal abans de la batalla amb els turcs), així que avui toca.

Com no sabíem el temps que ens duria fer-ho, ens posem en marxa cap a Valldemossa ben dematí. Arribem a les vuit al pontet del torrent, un poc abans de ses cases de son Mas, on es poden deixar els cotxes i resulta que està ocupat per altres torrenters que s’estan preparant i que ja tenen els neoprens posats, ens quedam sorpresos que duguin neoprè perquè el torrent està aixut i ben aixut, però cadascú del seu pa fa sopes. Deixam els cotxes una mica més amunt just en el punt per on començarem a davallar al tàlveg.

Comencem a davallar en un dia molt ventós amb ratxes fortes, tot el temps que anem engorjats el vent no molesta però arribats a la capçalera del salt de sa Figuera el vent es realment molt fort. En tot el recorregut no trobem ni gota d’aigua inclòs en el gorg que precedeix al salt de la Gran Cascada, que gràcies a una corda fitxa superem la sortida. Devagades aquesta corda no hi ha estat hi m’aver de sortir grimpant un -III.

Acabat la part esportiva del torrent des Lli, prosseguim pel seu tàlveg fins a arribar a una gran roca que serveix de gran fita que ens indica la sortida per la dreta fins a la corba de la carretera des Port. Noltros passarem aquesta gran roca i a un 20 m sortirem per l’esquerra amb pujada durant uns 10 m per trobar un caminoi que en direcció dreta ens durà al pas des Moro o des rafal com es deia abans de la gran batalla amb els turcs. Es tracta de seguir las fites i a vegades ses fletxetes vermelles que tantes vegades ens han acompanyat a les rutes.
Des de la sortida del tàlveg del torrent fins acabat el pas haurem tardat uns 75′
La pujada és fàcil i a poc a poc anem guanyant altitud i a la part més vertical ens ajudaran uns graons tallats a la roca.
Aquít enim un petit fragment de les Rondalles Mallorquines que fa referència a aquest pas:

Rondalles Mallorquines d’en Jordi des Racó, T. XXIV, p. 81, una d’elles diu:
Petjades des cavall de Sant Jordi
Es pas d’es Moros és una drecera molt aspra d’es port de Valldemossa, cap a la vila.
Quant Sant Jordi treia es moros de Mallorca amb el rei En Jaume, fugien ells de Valldemossa per aqueixa drecera i Sant Jordi els encalçava.
Com va esser en aquell penyal tan ferest que hi ha en aquella drecera, es cavall hi davallà per damunt de quatres i hi estampà ses quatre potes, que hi romangueren senyades, i encara se coneixen, i ben fondes que són.
Si no ho creis, anau-hi a tocar-ho amb ses mans.

Superat el pas anirem cap al portell del tancament de pedra, girem dreta i botem un altre pared de pedra, el terreny es brut. Tot seguit sortim a un camp de cultiu, avui abandonat i cap a la dreta arribarem a les cases de Vistamar, avui en procés de restauració i en obres. Des d’aquí i a pots metres arriben al tàlveg del torrent des Salt.

Iniciem el descens que també està totalment eixut. Arribat a la capçalera del gran salt de 80 m. el vent es fort a molt fort . Les vistes a la marina de Valldemossa son encisadores.
Després li segueix un altre gran salt de 100 m que comence al cingle des Mardans, fraccionat en un de 47 m i un altre de 53 m. Des d’aquí ja només queda seguir davallant pel tàlveg fins arribar al tàlveg del torrent des LLí a la gran roca que em passat avui de matí, que ens indica la sortida cap a la esquerra a la carretera ( el matí era cap a la dreta ).

Acabem aquesta esplèndida jornada muntanyera-torrentera amb uns chandis fresquetes a Valldemossa.

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